dimarts, 18 d’agost del 2015

La lluvia trás los cristales



La lluvia acaricia suavemente los cristales del deseo.
Poco a poco se van mojando con los anhelos,
con las ganas de cada gota por estar dentro.
Llueve despacio, delicadamente, rítmicamente,
como con ganas de acariciar tu pelo eternamente.
Llueve y el cielo gris anuncia con pausas,
que la luz del sol está detrás de mis sueños.
Poco a poco, 
con ganas de explotar mar adentro,
los caminos se hacen fieles compañeros
y la piel de tu espalda, dulce, suave y delicada,
acaba donde el tesoro de los deseos es eterno.
Mis manos se pierden entre tus pliegues
y corren raudas y veloces a descansar,
donde tu calor es especialmente bello.
Allá donde se incuban los amores verdaderos.