Tu silueta en la distancia

Tu silueta se recorta en la distancia,

con las caricias de las luces

y los deseos del alma.

Surgen de la nada los recuerdos

que en mi mente se anclan.

Recuerdos de abrazos y caricias

y de lenguas entremezcladas.

Dedos sinceros que recorren la piel,

y en cada centímetro encuentran

recuerdos que los marcan

y les hacen buscar vivencias pasadas.

Y con la palma de mi mano

asirte con mimo y esmero

para encontrar en tu gozo

el amor más real y sincero.

Amor de los que no engañan

y se quedan pegados

con las luces de la noche estrellada

y con la llegada del alba.

El libro de la vida

Pasar las páginas de la vida

e ir descubriéndote 

en cada una de ellas.

Amarte desde antes de conocerte

y quererte desde el instante

que entraste, de golpe, en mi vida.

Sorprenderme de la realidad

de tenerte cerca de mí para disfrutar,

a cada instante, 

como en un salto al vacío.

Soltar adrenalina

y vivir intensamente

todo el tiempo que nos queda juntos,

entre sueños y sin neblinas.

Con luces fuertes

que penetren en la más interno

de nuestras mentes

y canalizar la energía

en cada uno de los momentos

en que nuestros labios

se funden en uno solo.

Posesión de la verdad entre nuestros abrazos.

Las luces que alumbran el silencio

Eres el fiel reflejo

que se esconde detrás del espejo.

La luz que en la distancia

me alumbra hasta el final de mis sueños.

El deseo encarnado en las caricias

de los que se aman a través del tiempo.

Eres tú, simplemente siendo tú

y haciendo que a cada instante

yo pueda ser yo, sin ser más ni menos,

permitiéndome en el espacio del tiempo

ser una parte de ti y hablar en silencio.

Somos la luces que se alumbran

hasta el final del averno.

Eres tú, palpable y real

Despertar en la soledad de la cama,

entre sábanas blancas

y cielos de terciopelo azul con motas grises.

Pensar en los deseos

de vivir junto a ti tantos y tantos sueños.

Sueños de felicidad

con la presencia de tu ausencia

pero con el calor de tus manos en mi piel.

La mente viaja a través del espacio

para encontrarte y disfrutar de tu realidad.

Cierro los ojos

y contemplo mis manos acariciarte con suavidad

hasta descubrir que existes

más allá de mi mente.

No eres un sueño.

Eres palpable y real.

Eres tú y te quiero mía.

El placer que me ofreces

Dulce espera.

El momento exacto de admirar

como administras tu deseo

y como tu cuerpo se endurece.

Observar desde mi sitio

como tu piel se eriza

y como te estremeces

con cada una de tus caricias.

Saborear con mis ojos

la delicadez de tu cuerpo

semidesnudo, que poco a poco

va perdiendo la vergüenza

y aquello que lo cubre.

Movimientos rítmicos, acompasados

por tus dedos laboriosos,

ágiles y maestros, que saben

hacerte experimentar

cada pedazo de tu deseo.

Abierto al placer que me ofreces,

aprendo cada día de tu cuerpo.