vuela alto allá donde el cielo
nos una con encanto.
Que las aguas del río de la vida
ya alcanzan la orilla
donde mi amor te espera
y donde los abetos se confunden
con las almas de las flores violetas.
Déjame comer
de la manzana de la vida,
donde los cuerpos enamorados
quieren mantenerse juntos,
aunque sea a escondidas.
Y que los rayos de luz caigan
suavemente,
sobre la cúpula de tu cuerpo,
donde mi amor anida
y en donde mi corazón escucha
como el tuyo late conmigo por la vida.