en el
perdido horizonte,
donde líneas
y colores se confunden,
donde
adivinarte es tan sencillo
como cerrar
los ojos,
donde el
salitre del mar
penetra en
la piel para arar y sembrar
en ella sus
frutos.
El horizonte…
la línea que
separa el bien del mal
y donde los
malos pensamientos
desaparecen
porque todo lo que se respira es paz.
Tu horizonte,
mi horizonte,
mi mar y tu
piel mezclándose
con tu mar y
mi piel.
Deseos de
juntarse de nuevo
para revolcarnos
en la arena de la vida.