Aunque la lluvia moje el asfalto,
se quede pegado en tu cara,
la belleza que emerge de ti
me llena de emoción
cuando consigo mirarla.
La lucha contra las adversidades
acaba teniendo su recompensa
y no hay mejor regalo
que pueda hacerme el mundo,
que regalarme tu presencia.
Porque a tu lado soy capaz
de volar tan alto que las nubes
se conviertan en el cojín
que mece mis pasos seguros
y como algodón suave
me cuide hasta que llegue a abrazarte.
Y que nuestras lenguas se mezclen
hasta atarse y convertir ese nudo
en el ansia de vivir amándonos
eternamente atados
sin pensar en nada más profundo.
Que la luz sea eterna
para los dos amantes
que la felicidad alcanzamos,
cuando estamos uno con el otro.