Suave brisa
de mar
haciendo
bailar tus cabellos,
cual cinta
atada a un ventilador.
Movimientos inquietos,
suaves,
incesantes, metódicos.
Sonrisas en
tus labios
cuando mis
labios acarician tu cuello
hasta bajar
a los hombros
para
detenerse en el lóbulo de tus orejas.
Mis manos,
entretanto,
inician el
camino mágico
hacia tu
cueva deteniéndose en tus montes,
donde anidas
tus esencias.
Placer
oculto
entre las
redondeces de tu materia.