componiendo melodías
dulces.
Melodías que
nos hacen sentirnos
más cercanos,
casi eternos.
Músicas
suaves y delicadas,
dulces,
tiernas, enamoradas.
Música que,
escrita en los pétalos,
marca parte
del ritmo de nuestras vidas.
Música que
enciende el alma
y que nos
pone la piel de gallina.
Acordes que
van
desde el
silencio al estruendo.
Ritmos que
marcan el movimiento de nuestros cuerpos.
Solemnidad interpretativa
que solo
sabe tener el propio viento.
Tu y yo ,mientras
tanto,
escuchando
la música en silencio,
acompañándola
con los gemidos
y placeres de nuestro cuerpo.