Morder tu
cuerpo suavemente
y poder
decir que he mordido el mismo cielo.
Repetir una
y mil veces
el pecado
más sincero
y que nos
llena a ambos del placer eterno.
Sentimentalmente
enamorado de ti,
sexualmente
atado a ti.
Enloquecido a
cada instante
con la
dulzura de tus besos.
Recorrer cada
centímetro de tu piel
en busca de
un final feliz.
Pero que
nunca se acabe.
A veces
callando tantos deseos
que mi boca
no se atreve a contarte
pero que mi
cuerpo nada más te ve lo grita.
No buscaré
en tu cuerpo un solo punto
porque tenga
una letra,
buscaré el
abecedario entero
en cada rincón
donde habitas
y seremos
los dos uno solo en el alma.