Cerrar los ojos y contar hasta diez.
No hace falta más tiempo que ese
para reencontrarte
a escasos milímetros de mi cara
y sentir el dulce néctar de tus besos
como acarician mis labios por la mañana.
Reencontrarme con esas caricias
que hacen que vuelva a la vida
y que la misma vida
me reciba en su regazo
para cantarme una nana
que me deje dormido
allá donde acaba de alma.
Y renacer de entre cenizas para florecer
con la savia nueva de cada día.
Pensando en ti y acariciándote
allá donde comienza tu mirada.
Soñar que sueño con despertar
a tu lado cada madrugada,
y que las luces del día se tiñen de verde esperanza.
