La luna sonríe cuando
nos ve soñando
y piensa que es hermoso
como desde la distancia
somos capaces a amarnos.
Ella nos guía
y a ella recurro cada día
cuando por las noches
hablar contigo quiero.
Las estrellas le acompañan
y son mis ojos lejanos
que te cuidan hasta la mañana.
Duermes entre algodones
desde que la luna
se mece entre tus sabanas blancas
para acariciar tu rostro
como si fueran mis dedos.
Y caminas entre los sueños
para relucir más
que las estrellas del firmamento.