Hoy si que siento
esa extraña sensación
que separa y divide
el espacio del tiempo.
Veo que el principio del final
se acerca irremediablemente
y que la espada de Damocles
permanece impasible sobre mi cabeza.
Hoy no hay razones,
ni caminos,
ni pasos
ni paseos.
Hoy no hay futuro,
ni ganas,
ni sueño.
Hoy todo se ha roto
y comienzo a entrar en el silencio
de aquellos que desesperadamente
queríamos vivir
y que nos hemos perdidos entre los sueños.