Contigo he
aprendido
que la vida
es adicción,
a tus ojos y
la ternura de tu mirada,
a los
movimientos de tus caderas
y a descubrir
cada día de Luna llena
tus sueños
con alas moradas.
Descubrir de
forma adicta
rosas
amarillas inundando mi realidad
para que mis
dedos resbalen por tu piel
hasta hacer
gemir a tu alma.
Y que tus
labios se mojen
con el roce
de mis manos
cuando las
palmas recorren toda tu espalda.
Soy adicto y
no lo niego
y no hay
doctor que pueda sanar mi alma,
porque con
las alas negras vuelo
donde se
encuentre tu alma.
Con amor extraño la adicción
de sentir como se mojan tus entrañas.