No puedo, ni quiero, evitarlo. A pesar de los pesares, la distancia
del cuerpo y la cercanía de la mente. No sales de dentro de mi, y me imaginno,
de nuevo, dentro de ti.
Porque nada me hace más feliz que cuando todo está acercándonos cada
vez más a la felicidad. Porque ser feliz depende de sobremanera y de forma intrínseca
de que estés cerca de mi inyectándome ganas de felicidad.
Y cuando llega la noche, cierro los ojos y apareces en el cielo, con
tu cara de luna alegre y con las estrellas guardándome en mis sueños. Controlando
mis anhelos con sus destellos de presencia deseada.
Porque en mis mejores deseos solo hay uno por encima de todos…
permanecerás por siempre y para siempre a mi lado.
Y mi única incógnita es... ¿Por qué me quieres tanto?