Y mis manos recorren
al despertar en la mañana.
Y el sol sale con fuerza al alba
para recordarme el calor
de la noche pasada
y que se queda entre mis sabanas.
La luna fue testigo
de cómo en mis sueños te adoraba
y suavemente te levantaba la falda
para deslizar mis manos adentro
y descubrir tu más íntima morada.
La suavidad del encaje
hacia aun tu piel más deseada
y mis manos se deslizaban
como una tabla de surf en el agua.
Las gaviotas me despiertan con sus trinos
que suenan deliciosos esta mañana,
porque en sueños he podido poseerte
entre las sabanas blancas de mi cama.