No puedo dejar de pensar
en esos momentos vividos,
cuando el silencio se adueña
de nuestras mentes
y apenas solo si se oyen
nuestros gemidos.
Nuestras lenguas se cruzan
abriéndose camino
entre nuestros deseos
y latidos de un corazón incansable
que late acompasado
para que el corazón del otro
siempre este a su lado.
Desesperación plácida
de los que deseamos amarnos
por encima de todo
con la razón a nuestro lado.
Deseo de los amantes
que siempre nos sentimos enamorados.
Amantes eternos para lo bueno y lo malo.