Habito allá
donde la ausencia
me recuerda
a cada instante tu presencia.
Donde se
esconde la dama
que se
refleja en la niña de mis ojos.
Donde la
pupila se dilata y se encoge
para no
perder detalles
de cómo es
tu alma
vagando entre las brumas
que anidan
en mi cabeza.
Allá donde
los sueños
son mucho
más que sueños
y donde la
realidad
vence a la impaciencia.
Donde tenerte
es el síntoma más dulce
de cómo compartir
la potencia del amor
donde se acaban las caderas
y que se esconde
entre tus piernas.
Ahogando los
gritos del placer
que emana de
mi presencia con tu presencia.