los
sentimientos se profundizan
y se
entienden mejor.
Las palabras
cobran vida
al lado del
oído
y toman las
formas necesarias
para poder
descubrir
que en la
distancia
el deseo
permanece perenne.
Los Dioses
se alían con las almas
para
entender que lo que permanece
es el deseo
de amar y de ser amados