Entre la
esencia y la existencia.
Recordar el
pasado
y alimentarse de él
entre las
penumbras y las tinieblas.
O vivir el
ahora
con la necesidad imperiosa
de mirar
siempre hacia adelante.
Abrir un
espacio
a recapacitar en silencio.
Con los ojos
mirando al frente
y buscando
en el cielo la luz de la Luna
que, siempre
sonriente,
sabe
encontrar el momento necesario
para
acompañarme en mi estancia
en el país
de los juguetes rotos.