Mi corazón
late espontáneamente.
Porque sabe
que entre el cielo y tu
hay algo
calvo que se limita a vigilar
tu presencia
a pesar de la ausencia.
Sin pelos en
la lengua la Luna
renace con
su omnipresencia
buscando
encontrar entre brumas,
la máquina
de la existencia sincera.
Sin tu
latido no existiría mi latido
porque van
unidos, al unísono.
No hay uno
sino estamos los dos,
porque sin
ti no hay puerto
donde pueda amarrar
mi barca.
Donde el
viento se une con el mar,
renacen las
cenizas de las miradas,
que queman
en silencio de las nubes,
eternamente,
a pesar de la distancia.