Me gusta ver
como sonríen tus ojos
de mañana con
la luz del alba.
Y veo el mar
de tu cuerpo con olas de calma.
Y con mi
locura solemne
atreverme a navegar
por tu laguna
e imaginarme
marinero
en busca de
tus labios sonrientes.
Buscar caminos
en tus pechos
con la
saliva de mis labios
y decirte
suavemente al oído:
Con mis
deseos y tus anhelos
haremos la
revolución de los cuerpos
con las
sonrisas de cada mañana
descubiertas
entre sabanas mojadas de sudor
de la guerra
de la noche pasada.