En un
instante la luz desaparece.
Las tinieblas
se apoderan del momento.
La suavidad
de los besos
inunda tus
labios de ríos de placer.
Sudor.
Calma.
Respiración
acelerada.
Dedos que
intentan descubrir cada rincón de tu piel.
Sientes.
Quieres.
Sigues con deseos de más.
Sigues con deseos de más.
Besos de nuevo en el sol de tu pecho.
Más
respiración acelerada.
Humedad
escondida
descubierta
en las yemas de mis espadas.
Dureza
erguida en el cielo de las llamas.
Lucha
interna en el fuego de tu alma.
Pides más, y
más, y más.
Susurros en
tu oído.
Cercanía
inteligible de las palabras.
Eres Mía.
Desencadenada.
Desnuda.
AtadaLa obediencia al placer desatado entre la almohada