Tus deseos
son mis deseos
y la luz que
nos ampara.
Quiero
llevarte la Luna,
encendida a
tu cama
para que
caliente tu almohada.
Y sentir con
ella
palpitar tu
corazón toda la noche,
hasta la
llegada del alba.
Quiero que no
haya espacios eternos
entre los
cuerpos de quienes se aman.
Y anhelo
cada día
oír te
respirar a mis espaldas
mojando las
sábanas blancas
del flujo
del deseo
que sale de
nuestras almas.
Y caminar
hacia ti deseando
que el
abrazo sea para siempre
en la
eternidad de la noche blanca
donde el
ruiseñor no canta
para
escuchar los gemidos
que nuestras
pieles arrancan
con el roce
eterno
de los que
se aman
allá donde
las luces esconden
la profundidad
de la esperanza.
Huyo de mí
mismo
para estar
siempre más cerca de ti.